jueves, 22 de octubre de 2015

Independencia catalana

Recientemente en lengua hemos llegado a la última parte del comentario de texto, el posicionamiento crítico u opinión personal. Es la primera vez que hago uno, y no es sobre un tema sencillo del que me considere informada, así que no dudo que habrá infinidad de fallos. Aún así, aquí tenéis mi primera versión.





La independencia de Cataluña, además de ilegal, es complicada y perjudica tanto a españoles como catalanes. La constitución es clara al respecto, en ella se proclama la  «indisoluble unidad de la Nación española», e ir contra esa moción es ir indudablemente contra la ley y contra el estado. Y es de suponer que el estado no se quedará de brazos cruzados, la reciente reforma del Tribunal Constitucional le otorga la capacidad para anular una declaración de independencia y sancionar y suspender a las autoridades que desoigan su resolución, incluido el president. Asimismo en el artículo 155 se declara que ante situaciones en las que una comunidad incumple las obligaciones impuestas por la Carta Magna o las leyes atentando al interés general de España da derecho al estado de intervenir y adoptar las medidas necesarias para obligar al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones.
Por otra parte, haciendo a un lado la ley y las consecuencias que podría tener romperla, hay muchos otros factores a los que también afectaría la independización, uno muy importante sería el económico. En este ámbito se puede hacer referencias a varias fuentes internacionales, como el británico HSBC que afirma que los partidos independentistas pueden estar infravalorando los costes que está supondría o los analistas del  Royal Bank of Scotland, que sostienen que el independentismo ha estado alimentado por las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno central (en realidad por Bruselas) pero que con la recuperación económica en España el argumento para la independencia se ha vuelto más ideológico y potencialmente menos atractivo para los hogares normales.
También cabe mencionar que al salir de España también saldría de la Unión Europea, dejando el Euro atrás, y es muy poco probable que se permita su entrada nuevamente, pues todos los miembros, incluyendo a España, tienen que estar de acuerdo con esta decisión.
También es importante conocer el hecho de que no existe ningún precedente y esto podría dificultar el reconocimiento internacional, que es fundamental a la hora de consolidar su independencia. Ni los procesos en la URSS ni en Yugoslavia son equiparables a lo que representaría la escisión de Cataluña, un territorio próspero y en paz en el seno de la Unión Europea.
Guerra de Kosovo
Los informes del Govern manejan como modelo la independencia de Kosovo a pesar de las grandes diferencias entre ambas situaciones. Kosovo era una provincia donde se daban evidencias de una opresión grave y sistemática de una minoría y que  tras sufrir una guerra  entre combatientes albaneses y fuerzas Serbias estuvo bajo la administración de la ONU, siendo sus fronteras protegidas por la OTAM durante varios años hasta 2008, cuando finalmente se declaró su independencia de Serbia. A pesar de todo esto, después de 6 años sólo ha sido reconocido por 100 países y aún no es miembro de la ONU.
En conclusión, atendiendo a este último ejemplo, a los factores económicos antes explicados y a las repercusiones legales que podría tomar el estado, no creo que los beneficios conseguidos con la independencia superen  a los inconvenientes que causaría, tanto para el estado español como para los catalanes. 



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